Nunca solo - La vida y el más allá de Santo Toribio Romo
Fr. Ed Benioff - Added on Tuesday, July 01, 2014

La soledad puede ser el peor tipo de sufrimiento pues va en contra de nuestra naturaleza. Y es que Dios nos creó para vivir con otros, para vivir en sociedad, para vivir en el amor. En la creación de Adán, el primer hombre,  Dios dijo: “No es bueno que el hombre esté solo.  Voy a hacerle una ayuda adecuada” (Génesis 2,18).  Dios quiere lo que es bueno para nosotros, por ello siempre nos ofrece la ayuda que necesitamos. Como cuando Agar estuvo sufriendo en el desierto, Dios le envió un ángel para consolarla y salvarla (Génesis 21, 17-19).

 

Hemos sido creados para vivir en comunión con otros, para vivir en sociedad. La Iglesia responde a esta necesidad. Y es que la Iglesia es una gran familia, una gran sociedad pensada para la convivencia de toda la tierra y todo el cielo.

 

Todavía hoy en día, cuando nosotros sufrimos, podemos hacernos conscientes de la presencia y ayuda de “una gran nube de testigos” (Hebreos 12,1).  Dios nos da ángeles y santos como nuestros especiales patronos. Algunas veces ellos son reconocidos oficialmente por la autoridad de la Iglesia, y a veces ellos surgen espontáneamente de la devoción de la gente común.

 

Santo Toribio Romo (1900-1928) ha surgido como el amado, aunque “no oficial” patrono de los inmigrantes latinos que están  indocumentados en los Estados Unidos.

 

Así como el ángel se le apareció a Agar, así Santo Toribio se ha aparecido a muchos inmigrantes en peligro. Ellos dicen que él los ha guiado a estar seguros, prodigándoles de  agua, comida y dinero para estar a salvo.  Toribio llega para dar esperanza, aliento y consejo.

 

Eventualmente, muchos de los que recibieron su ayuda hacen una peregrinación a la ciudad de Santa Ana de Guadalupe en Jalostotitlán-México para agradecer al santo.

 

Santo Toribio murió como un mártir en 1928. Lo mataron los soldados mexicanos durante la Guerra de los Cristeros. Siendo un joven ordenado en la época de una intensa persecución, fue víctima de leyes injustas. El gobierno restringió su ministerio y lo confinó a su casa familiar. Pero él continuó sirviendo a su pueblo con total dedicación, inspirando a los fieles a perseverar en la fe. En el medio de la noche, el 25 de febrero de 1928, soldados llegaron a su casa para hacerle callar de una vez por todas. A penas se despertaba cuando en frente de su hermana le dispararon repetidas veces.

 

Pero Santo Toribio no pudo callar, ni siquiera con la muerte. Su valiente testimonio inspiró a otros a tener mayor valor. Y parece ser que él no pensaba dejar de lado su preocupación, atención y cuidado por su gente.

 

En el 2000, fue canonizado por el Papa San Juan Pablo II. Para esa época él ya era bien conocido por ser amigo de los inmigrantes que se encuentran en angustia.

 

Cualquiera que sean nuestros problemas, tenemos que saber que nunca estamos solos. Dios nos creó para mantenernos en buena compañía. Él nos hizo para vivir en medio de una gran nube de testigos. Nos creó para que sepamos que contamos con la ayuda de los ángeles y santos del cielo. Esto es lo que nosotros podemos aprender de la Biblia y de la tradición de nuestra fe y por qué no agregar que también del testimonio personal de aquellos que han recibido la ayuda de Santo Toribio Romo. 

 

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