El Sacrificio de la Misa es el recuerdo de la pasión, muerte y resurrección de nuestro Señor.  Es el momento culmen de nuestras vidas espirituales, y un recuerdo diario que Dios es el centro de nuestras vidas y la salvación que todos hemos estado esperando.  Toda la acción de la Iglesia tiene su inicio y fin en la Misa para su fortalecimiento y renovación.

Jesús instituyó la Santa Eucaristía en parte porque Él sabía que podíamos ser tentados en olvidar su sacrificio, y podíamos caer en no tenerlo a Él como el centro de nuestras vidas.  Celebramos la Misa para recordar cuánto nos ama Dios y quiere que nos salvemos, y también para renovar su vida divina en nosotros.

La Santa Misa es celebrada en parroquias e Iglesias de misión en todo el mundo, a toda hora a lo largo del día y la noche. Los creyentes se reúnen y ofrecen sus peticiones, uniendo sus manos en oración y en acción de gracias por las bendiciones que Dios derrama sobre ellos.La Misa nos recuerda que la bendición más grande que podemos recibir es la vida eterna que nos trajo Jesucristo a través de su muerte y resurrección.