Jesucristo le prometió a su esposa la Iglesia que no la dejaría huérfana. Le prometió enviarle el Espíritu Santo, y así su divina presencia estaría con la Iglesia hasta el final de los tiempos. Al hacerlo, Él nos entregó su Cuerpo y su Sangre, su perdón y su presencia constante a través de su Palabra y sus sacramentos.
Para fortalecernos durante nuestra peregrinación en esta tierra, el Señor le dio a su Iglesia los siete sacramentos.Estos sacramentos nos llenan de una gracia divina, nos vuelven a unir en la vida divina, y nos ayudan a poder cumplir el plan de Dios entregándonos un significado renovado y fortaleciéndonos. Es recomendable que los católicos recibamos los sacramentos de la Eucaristía y Reconciliación frecuentemente.
Los sacramentos son un verdadero encuentro con Jesucristo. Estamos invitados a acercarnos a recibirlos en nuestras parroquias y en nuestras comunidades de amigos católicos.El Bautismo, la Eucaristía y la Confirmación son los sacramentos de iniciación; el Matrimonio y las Ordenes Sagradas son los sacramentos del servicio y la Unción de los Enfermos y la Reconciliación los sacramentos de sanación, tanto del cuerpo como del alma.