El Trabajo Como Oración
¿Qué?

El trabajo es muy importante tanto en la fe como en nuestra vida diaria.  Una persona promedio pasa la mayor parte de su tiempo en el trabajo, que con amigos y familia. Lo más frecuente es estar trabajando para poder sostener a nuestros seres queridos.  El trabajo nos ayuda a ser alguien en la vida, a tener comida en nuestros platos y ropa con qué vestirnos.

 

Pero nosotros como católicos, pensamos que este trabajo es más que ganarse la vida;  es una oración de nuestro amor por las personas a nuestro cargo, así como un mensaje dirigido a Dios.El trabajo muestra cuánto amamos a Dios y a todos aquellos alrededor nuestro.  En la Epístola de Santiago se nos dice “muéstrame tu fe sin obras, y yo te mostraré mi fe a través de las obras” — decir eso significa que no podemos separar nuestras vidas de  fe de nuestras horas de trabajo.  La fe no ha sido pensada para estar restringida entre las paredes de una iglesia, y sólo ser expresada los domingos y fiestas de guardar;  hemos sido hechos para vivir nuestra fe  comunicándola a través del mundo que vamos construyendo, detrás de escritorios, en salones de clases, oficinas, carros, cocinas y hogares todos los días.  No existe trabajo pequeño, ni grande; todos tienen la misma dignidad  cuando son hechos por amor a Cristo.

 

La oración de nuestro  trabajo necesita extenderse más allá de nuestra familia inmediata y seres queridos para ser un don para el mismo Creador, un don ofrecido por la salvación del mundo.  Ofrecemos este don de nuestro trabajo en unión con Aquél que está aún creando, que aún está trabajando por el amor de sus hijos en la tierra.

¿Por qué?

Debemos hacer de nuestro trabajo una oración porque Dios quiere que lo hagamos.  En el libro de Juan, Jesús nos dice“mi Padre trabaja siempre, y yo también trabajo”.  También dice, “mi comida es hacer la voluntad de aquel que me envió y llevar a cabo su obra”. Jesús está hambriento por hacer el trabajo de su Padre en el cielo, y nosotros estamos llamados a seguir su ejemplo.  Esforcémonos por ser como Jesús, y al hacerlo, unámonos al Padre en nuestro trabajo.

¿Cómo?

Hacer de nuestro trabajo una oración continua no es algo sencillo, para nada que valga la pena y que sea bueno es sencillo de realizar.San Benito, fundador de la vida monástica, tenía como lema en latín “ora et labora”  (ora y trabaja),  y desarrolló una serie de reglas para que sus hijos e hijas espirituales lo sigan con el fin de hacer de su trabajo una oración continua.En nuestros días, no tenemos –y muchas veces no podemos- escaparnos a un monasterio para poder estar bien espiritualmente.

 

Debemos desarrollar nuestras propias reglas para el mundo moderno, reglas que sean únicas para cada uno y para nuestros trabajos.
Aquí les ofrecemos algunos consejos muy sencillos para que puedan unir su trabajo, con el trabajo de Dios: programa momentos en tu horario cada día para elevar una oración a Dios, y no dejes que esta promesa se pase.  Únete a toda la Iglesia rezando el Ángelus al mediodía antes de tu descanso para el almuerzo, ó también puedes hacer una oración personal.

Encuentra algo que realices de manera regular y desarrolla una frase espiritual que la puedas decir cada vez que ejecutes esa acción.  Si subes y bajas escaleras con frecuencia, di una frase como “Dios, elévame hacia Ti” ó “Dios mío, baja para estar conmigo”.Si visitas una página web ó abres algún programa de computadora frecuentemente, di alguna oración cada vez que lo hagas.De la misma forma como pones algunos recuerdos de tu familia en tu lugar de trabajo, pon también algunos recuerdos de tu familia espiritual.Podría ser un pequeño crucifijo cerca de tu escritorio o en tu carro, una cita de la Biblia, o una estampa de tu santo patrón.  Todos ellos podrían ser un recordatorio diario para rezar.  Pero lo más importante, es que le digas siempre a Dios “¡estoy haciendo esto por Ti!”Cuando envías un e-mail, o martillas un clavo, enseñas a un estudiante, ó aconsejas a un paciente, todas éstas son oportunidades en las que puedes decir “¡Dios, estoy haciendo esto por Ti!”Y no te olvides de preguntarle, “¿Y qué más Señor?”

comments powered by Disqus